21-feb-2023 La iniciativa ciudadana ha sido invitada a participar en el Laboratorio de Arte y Pensamiento: “Zona de contacto: reparar las crisis”.
La Casa Invisible ha participado en la segunda edición del Laboratorio de Arte y Pensamiento (LAP2) organizado por el Museo Es Baluard de Arte contemporáneo de Palma de Mallorca, en el módulo denominado “Nueva Institucionalidad”, durante los días 15, 16 y 17 de febrero, desde el que se pretende reflexionar “sobre las alternativas reales de transformaciones institucionales radicales, sobre la creación de nuevos modelos, estructuras y prácticas” e imaginar cuáles son los futuros posibles.
El Centro Social y Cultural de gestión ciudadana, situado en el edificio de titularidad del Ayuntamiento de Málaga, ha sido invitado a formar parte de esta iniciativa junto a Frances Morris, directora de la Tate Moderm de Londres; Janna Graham, profesora y directora del grado de comisariado en la Goldsmiths University; y el artista Jordi Colomer, entre otros.
Esta iniciativa del Museo Es Baluard tiene como objetivo la búsqueda de “nuevos modelos de instituciones museísticas más flexibles, articulados desde la escucha y las diversidades, los cuidados y las vulnerabilidades, no excluyentes, no homogeinizadores, plurales y abiertos a transformaciones adecuadas a una nueva sociedad”.
Mientras que el Ayuntamiento de Málaga mantiene la amenaza de desalojar el proyecto de la Casa Invisible del inmueble sito en calle Nosquera, la Casa Invisible no deja de recibir apoyos nacionales e internacionales para su continuidad, y en este caso, para que aporte su experiencia como “práctica instituyente”, cuyos valores y relevancia en el escenario de la cultura actual es reconocida por un amplio elenco de Instituciones públicas, en contraste con la posición que mantiene el gobierno municipal dirigido por el Alcalde, D. Francisco de la Torre, cuyo modelo de “ciudad de los museos” parece no ofrecer cabida al proyecto gestionado por la ciudadanía desde hace ya dieciséis años en el centro de Málaga.
Precisamente la gestión directa de la ciudadanía del uso común del espacio social y cultural es uno de los motivos que explica la invitación cursada por el Museo balear, por resultar de máximo interés y valor para hacer posible una transición hacia formas y modelos que escapen al mercantilizado mundo del arte, y ayude a mejorar y fortalecer la democracia en sociedades cada vez más polarizadas y bloqueadas por el individualismo y por una aparente libre competencia de todos contra todos.
Frente a ejemplos de gobernanza abierta, compartida y colaborativa que encuentran encaje en ciudades como Barcelona, Milán, Nápoles, Berlín, etc., el consistorio malagueño se empeña en desalojar esta posibilidad para nuestra ciudad, tan escasa de iniciativas de este tipo, probablemente porque se ven abocadas a competir con el monopolio de la “ciudad marca”, que solo es capaz de aceptar propuestas de alto valor financiero, pero también de alto coste social, ambiental y patrimonial para la ciudad por sus efectos extractivos, especulativos y excluyentes.
En un tiempo en el que las Agendas Urbanas Europea y de Naciones Unidas consideran la participación directa de la ciudadanía en la gestión del espacio urbano un objetivo de sostenibilidad y prosperidad, haciéndose eco de uno de los postulados del derecho a la ciudad formulado por el sociólogo francés H. Lefebvre, el Alcalde de Málaga no se atreve a autorizar definitivamente la continuidad de “La Casa Invisible” en el inmueble de titularidad municipal, es decir, de titularidad ciudadana.
En el contexto de la “zona de contacto: reparar la crisis”, título con el que se ha denominado la segunda edición del LAP2 que se prolongará hasta el mes de mayo en la institución museística de Palma de Mallorca, La Casa Invisible pudo presentar el proyecto transdisciplinario de arte útil, cuyo Capítulo 1 “La Rehabilitación de la Casa Invisible”, iniciado en 2022 por los artistas Libia Castro & Ólafur Ólafsson, la curadora/investigadora Gemma Medina Estupiñan y la propia Casa Invisible, junto con el arquitecto José Manuel López Osorio, es apoyado por el Van Abbemuseum de Eindhoven y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia.
Este proyecto surge como una obra de arte colaborativa y a escala comunitaria que reúne arte, arquitectura, sostenibilidad, derecho y activismo en un conflicto concreto, donde los diferentes creadores de La Casa Invisible - Centro Social y Cultural autogestionado -, unen sus fuerzas e ingenio creativo para reivindicar el derecho a la ciudad.