¡Vuelve @filosofia_en_los_bares!
Muchos son los autores que se han referido a la infancia como nuestra verdadera patria. No solo es el primer lugar que habitamos, sino donde encontramos los materiales con los que empezamos a construir nuestro propio yo. Decía uno de los hermanos Karamazov de Dostoyevski que, en ciertos momentos de la vida, un buen recuerdo de la infancia nos puede salvar de la tragedia.
La infancia disfruta de la eternidad del tiempo, de los veranos sin fin, de la concentración absoluta en el juego, de la risa a pulmón lleno y del llanto que aún no conoce de rencor. O, al menos, toda infancia debería poder conocerlo.
También la infancia piensa que ser mayor es algo estupendo, porque es la edad de cumplir todas las gestas con las que hemos soñado. Algunas de ellas llegarán a realizarse, otras no. Pero lo que debemos al niño que fuimos no es tanto los éxitos con lo que soñó, sino el intento. No es tanto la materialización de sus proyectos como la capacidad para seguir inventando. Le debemos la carcajada franca que nos dejó en custodia, su capacidad de amar y detestar sin cálculos ni estrategias; pero, sobre todo, le debemos a nuestra pasada infancia cuidar para que otros niños sigan soñando por nosotros cuando ya no podamos.
Si os apetece charlar sobre la infancia o, simplemente, recordar la vuestra, ya sabéis: el solecito va de gratis en el patio de la Casa Invisible.
Muy importante: después de que @graficaperversa nos enseñara cómo se diseña un buen cartel con los dos anteriores. Este es obra de la alumna de bachillerato @demi_mugs4312.
Mil gracias a ambas.
Este sábado 18 de diciembre
12:00h
#infancia #charla #filosofía #málaga